Hoy la clasificadora de riesgo Moody’s mantuvo la clasificación de riesgo del país en “A1” y ajustó la perspectiva desde “estable” a “negativa”. 

Según consigna la clasificadora, el cambio de perspectiva obedece a un creciente nivel de deuda pública en años recientes, acompañado de menores ahorros fiscales, una tendencia acentuada por el impacto de la pandemia COVID-19. A lo anterior, en opinión de Moody’s, se suman riesgos de menor crecimiento en el mediano plazo y mayor presión de gasto social, lo que aumenta la incertidumbre en torno a la capacidad para priorizar el proceso de consolidación fiscal. 

Desde el 9 de marzo, período en el cual se acentuó la expansión mundial del COVID-19, las principales agencias clasificadoras de riesgo – Moody’s, S&P, y Fitch – han tomado más de 160 acciones negativas de clasificación o perspectiva a soberanos. De estas, Moody’s ha realizado 45 ajustes negativos, 10 de los cuales han sido en América Latina y el Caribe.

Durante este mismo período, tras evaluaciones de estas agencias clasificadoras de riesgo, la República de Chile ha logrado mantener su clasificación de riesgo, la más alta de la región. La clasificación actual del país, A1, es compartida por Japón, China, Estonia, Israel, y Arabia Saudita.

En el marco de la expansión del COVID-19, el Ministerio de Hacienda ha respondido de forma decidida para asegurar los recursos necesarios para el sector salud, proteger los ingresos de los hogares y empresas, inyectar liquidez a la economía real, y fortalecer el canal del crédito. Además, ha avanzado en la implementación de un plan de reactivación de la economía chilena. 

El Ministerio de Hacienda reafirma la importancia de recuperar el crecimiento económico, al tiempo que reitera su compromiso con la responsabilidad fiscal, la reducción gradual del déficit fiscal estructural, y la mantención de una situación sustentable para las finanzas públicas al alero de un necesario proceso de consolidación fiscal post-pandemia.

Finalmente, se destaca que la República de Chile cuenta con amplio acceso a financiamiento en los mercados internacionales en términos favorables y competitivos. Las clasificadoras de riesgo Fitch y S&P evalúan al país con clasificaciones “A” y “A+” respectivamente, ambas con perspectiva “negativa”.