Preguntas frecuentes

Una taxonomía medioambientalmente sostenible es un sistema de clasificación que identifica, mediante el uso de criterios claros y basados en la ciencia,  actividades económicas que pueden considerarse “sostenibles" desde un punto de vista medioambiental.
Es una herramienta que permite a los inversionistas, empresas y otros actores tomar decisiones informadas, pudiendo identificar y promover inversiones e iniciativas que son sostenibles desde el punto de vista medioambiental.
Cabe destacar que la unidad de este sistema de clasificación es la actividad económica, por ende, no está a nivel de proyecto, sector económico ni instrumento financiero.

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La Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles NO es: 

  • Una lista obligatoria de actividades económicas para invertir. 
  • Una clasificación de buenas o malas prácticas. 
  • Una regulación que obligue a las empresas a desinvertir en ciertos sectores
  • Un juicio sobre el comportamiento financiero de una inversión desde un enfoque ambiental
  • Una lista de requisitos obligatorios sobre el rendimiento medioambiental para las empresas o para productos financieros.
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  • Permite la comparabilidad de activos, actividades y proyectos en cuanto a su sostenibilidad medioambiental, dando mayor credibilidad a la divulgación de este tipo de información. 
  • Entrega más transparencia a los mercados, eliminando fricciones de información, haciendo más eficiente el mercado y evitando el lavado verde. 
  • Ayudan a aumentar el interés de los inversionistas asegurando que su financiamiento contribuya de manera eficiente y efectiva a los objetivos de sostenibilidad que se definan.
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  • Claridad y Orientación: Proporciona un marco para identificar actividades sostenibles, guiando a las empresas en la adaptación de sus operaciones.
  • Acceso a Financiamiento: Facilita la obtención de financiamiento verde al alinearse con criterios de sostenibilidad demandados por inversores. 
  • Reputación: Refuerza la confianza y relaciones con stakeholders al adoptar prácticas reconocidas como sostenibles.
  • Gestión de Riesgos: Ayuda a identificar y abordar riesgos medioambientales, evitando potenciales costos futuros.
  • Transparencia en Reportes: Mejora la claridad y comparabilidad de los informes de sostenibilidad de las empresas.
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  • Estandarización: Proporciona un lenguaje uniforme para evaluar la sostenibilidad, facilitando la coherencia en las decisiones y comunicaciones financieras.
  • Mitigación de Riesgos: Permite identificar y gestionar proactivamente riesgos medioambientales en las inversiones.
  • Oportunidades de Inversión: Abre la puerta a nuevos productos financieros verdes, respondiendo a la demanda del mercado.
  • Confianza del Inversor: Aumenta la transparencia, asegurando a los inversores que sus fondos se dirigen hacia inversiones sostenibles.
  • Toma de Decisiones Informada: Ofrece claridad en criterios sostenibles, mejorando la calidad y orientación de las decisiones financieras.
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En el panorama global, existen más de 35 proyectos de taxonomías sostenibles, destacándose la Unión Europea, China, Colombia, México y la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental como jurisdicciones que ya cuentan con sus taxonomías con diversos avances. Asimismo, diversas jurisdicciones colaboran para lograr una mayor interoperabilidad entre estas taxonomías, como es el caso del esfuerzo conjunto entre China y la Unión Europea en la iniciativa “Taxonomy Common Ground”, que busca establecer estándares internacionales comunes.

Con respecto a los principales socios comerciales de Chile, entre los cuales se encuentran China, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Brasil, Corea del Sur y México, varios de ellos ya han implementado sus propias taxonomías. China, la Unión Europea, Corea del Sur y México han publicado sus taxonomías, mientras que Brasil muestra un progreso significativo hacia el desarrollo de la suya, según se informa en su sitio web oficial. Japón ha avanzado en la creación de herramientas que contribuyen a una futura taxonomía, tales como directrices para el financiamiento de la transición climática y hojas de ruta sectoriales para la descarbonización. A enero de 2024, Estados Unidos es el único de estos socios comerciales de Chile que no ha desarrollado una taxonomía ni ha anunciado planes federales para su elaboración. Sin embargo, en 2023, la Securities and Exchange Commission (SEC) estadounidense emitió regulaciones sobre la divulgación de datos climáticos y ESG, lo que indica un interés creciente y un movimiento hacia la sostenibilidad, a pesar de la ausencia de una taxonomía sostenible a nivel federal.

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Chile está en proceso de establecer una taxonomía medioambientalmente sostenible, y ya ha definido una estructura basada en cinco elementos:

  1. La Taxonomía contará con seis Objetivos Medioambientales. No existirá priorización entre ellos, pese a que su desarrollo será gradual según la disponibilidad de información
  2. Las actividades económicas se definirán a partir de un análisis comparado con otras taxonomías, considerando su actual o potencial contribución a los Objetivos Medioambientales y relevancia dentro del PIB. Estas actividades se ordenarán bajo nueve sectores económicos, correspondientes a un subconjunto del nivel superior del CIIU. 
  3. Las actividades económicas deberán cumplir con tres Reglas Mínimas –a su vez definidas por Criterios Técnicos de Selección–, para ser consideradas “medioambientalmente sostenibles”: 1) contribución sustancial 2) no hacer daño significativamente; y 3) cumplir con Salvaguardas Mínimas Sociales
  4. El desarrollo de la Taxonomía contará con una gobernanza de tres niveles: Directivo, Coordinador y Técnico, considerando la participación de diversos actores, públicos, privados, organismos multilaterales, académicos y sociedad civil. 
  5. Se acompañará el desarrollo de la Taxonomía con un marco de implementación que permita tanto legitimar la herramienta, como guiar y hacer factible su uso por parte de las entidades

El detalle de la estructura y definición de estos elementos se encuentra especificado en el documento: Estructura de la Taxonomía

Chile avanzará hacia la elaboración de un primer borrador de su Taxonomía Medioaambientalmente Sostenible tras establecer los umbrales o criterios técnicos específicos para cada actividad económica. Este proceso se está realizando de forma gradual y transparente, buscando incluir a una amplia gama de participantes de distintos sectores: público, privado, académico, organizaciones multilaterales y la sociedad civil.

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La Taxonomía de la Unión Europea es una de las más detalladas y avanzadas, por lo que muchas jurisdicciones la han adoptado o utilizado como base. Sin embargo, es importante que cada país desarrolle su propia taxonomía adaptada a su contexto local.

El desarrollo de una taxonomía local permite la coherencia con otras políticas nacionales, la flexibilidad ante los cambios locales, reflejar los objetivos ambientales y climáticos locales, y enfocarse en las prioridades nacionales. Aun así, aunque es importante adaptarse al contexto local, también se necesita asegurar la coherencia y armonización para evitar la fragmentación del mercado y permitir la comparabilidad de productos financieros sostenibles

Una taxonomía coherente con políticas nacionales, flexible ante cambios locales pero estructurada de manera similar a aquellas internacionales promueve la interoperabilidad, la claridad y la transparencia entre los enfoques, reduciendo los costos transfronterizos de las inversiones bajas en carbono. Además, facilita la comparación y aumenta el flujo de capital internacional hacia la región, promoviendo la transición hacia una economía más sostenible y evitando la fragmentación del mercado.

Frente a esto, Chile decide tomar el camino que fue recomendado en su Hoja de Ruta para el Desarrollo de una Taxonomía en Chile, la cual establece que la nación debe “en primer lugar, adoptar taxonomías internacionales cuando sea posible, en segundo lugar, adaptar y modificar las taxonomías existentes a las circunstancias locales y, en tercer lugar, ejercer liderazgo global en el desarrollo de nuevos criterios en áreas subdesarrolladas como, por ejemplo, la minería. La razón para adoptar este enfoque es dual: comparación y credibilidad. Los inversionistas internacionales y los agentes del mercado deben tener la capacidad de comparar fácilmente productos financieros sostenibles”

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La percepción de que las certificaciones sectoriales pueden satisfacer plenamente las necesidades de transparencia, estandarización y comparabilidad en el mercado es una comprensión parcial de la función y el impacto potencial de una taxonomía sostenible. La realidad en el mercado, incluido el chileno, es que la falta de un marco estandarizado para las certificaciones ESG y sostenibles presenta un desafío significativo. La existencia de más de 600 calificaciones y clasificaciones ESG, junto con 4,500 indicadores clave de desempeño (KPIs) de ESG, según un estudio de MIT Sloan en 2023, ha creado un panorama saturado que complica la comparabilidad y la transparencia.

Y aunque es cierto que existen numerosas iniciativas sectoriales que buscan estandarizar los criterios de sostenibilidad y responsabilidad social empresarial (ESG), la necesidad de una taxonomía nacional se hace aún más  evidente al considerar la diversidad de portafolios en el sector financiero, que a menudo abarca múltiples industrias, y la necesidad de contar con criterios claros y coherentes en todos los sectores económicos para la toma de decisiones informadas y la divulgación efectiva de información sobre sostenibilidad. Además, en términos de interoperabilidad, algunas de estas certificaciones pueden ser nacionales y otras, aunque internacionales, no necesariamente utilizadas ampliamente por los socios comerciales de la nación. Una taxonomía nacional, alineada con las establecidas por los principales socios comerciales, evitaría la fragmentación de los mercados, facilitaría la inversión transfronteriza y el flujo de capitales.

Finalmente, una taxonomía sostenible no solo unifica y amplía los estándares sectoriales existentes, sino que también los complementa al incorporar estas mejores prácticas dentro de un marco unificado, asegurando que se cumplan los objetivos de sostenibilidad a un nivel macro. Esto refuerza la importancia de una taxonomía como herramienta esencial para avanzar hacia una economía más sostenible y transparente.

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Contar con una taxonomía no implica necesariamente que existirán obligaciones vinculantes para las empresas. Por definición, una taxonomía es simplemente un sistema de clasificación que, per se, no busca establecer una lista obligatoria de actividades permitidas ni imponer deberes específicos. Sin embargo, es importante mencionar que distintos organismos, como entidades reguladoras o fiscalizadoras, podrían utilizar esta taxonomía como referencia para desarrollar normativas en áreas como divulgación o reporte. Además, algunas empresas pueden adoptarla voluntariamente como criterio para definir sus políticas, inversiones, estrategias de sostenibilidad, gestión de riesgos o toma de decisiones corporativas, entre otras aplicaciones. Por lo tanto, mientras que la taxonomía en sí no tiene obligaciones vinculantes, su existencia puede influir o guiar prácticas y normativas en diversos ámbitos

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El primer paso de para el desarrollo de la Taxonomía de actividades económicas medioambientalmente sostenibles es la elaboración de la “La Hoja de Ruta para una Taxonomía en Chile” la cual surge de la revisión de progreso de los compromisos del “Acuerdo Verde” en el año 2020. En esta revisión, los participantes identificaron la falta de estandarización y claridad en la definición de lo que se considera “verde” como una barrera para alcanzar los compromisos, por lo tanto, se reconoció la necesidad de desarrollar una Taxonomía a nivel nacional.

Para la elaboración de la Hoja de Ruta, se llevaron a cabo reuniones con ministerios y entidades públicas de Chile, así como un taller con instituciones gubernamentales y el sector financiero. El resultado fue un documento que proporciona lineamientos iniciales para el desarrollo de una Taxonomía en Chile, elaborado por Climate Bonds Initiative (CBI) en colaboración con el Ministerio de Hacienda y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el apoyo de la Iniciativa Internacional del Clima de Alemania (IKI).

Teniendo en consideración lo propuesto en esta Hoja de Ruta, las recomendaciones internacionales y las lecciones aprendidas de otras taxonomías, es que el Ministerio de Hacienda buscó avanzar hacia la definición de los elementos de diseño mínimos de la Taxonomía, por lo cual decidió convocar un Comité Preparatorio.

Como segundo paso, se encuentra la convocatoria a un “Comité Preparatorio para el desarrollo de un Sistema de Clasificación de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles (Taxonomía) a nivel nacional”, el cual sesionó entre el 20 de mayo del año 2022 y el 04 de noviembre del año 2022, realizando siete reuniones presenciales y cinco por conexión remota, instancias donde se analizó y discutió la definición de los cinco Elementos Estructurales mencionados.

Las discusiones se centraron en considerar los compromisos internacionales de Chile, las leyes y regulaciones locales, la disponibilidad de información necesaria, la estructura del mercado de capitales, la institucionalidad y otros aspectos que reflejan la idiosincrasia de la economía chilena. También se tomaron en cuenta las experiencias de jurisdicciones extranjeras, así como los principios y recomendaciones emitidos por organismos internacionales.

La Secretaría Técnica del Comité llevó a cabo una revisión exhaustiva del material analizado durante las sesiones de trabajo técnico del Comité. A solicitud del Presidente, elaboró un informe que contenía 23 recomendaciones relacionadas con la definición de los cinco Elementos Estructurales. Este informe fue presentado por el Presidente del Comité al Ministro de Hacienda en enero del año 2023. 

En base a las recomendaciones entregadas por el presidente del Comité Preparatorio al Ministro de Hacienda, se lleva a cabo una serie de análisis por parte de los asesores de esta cartera, considerando nuevas experiencias de jurisdicciones extranjeras, las últimas recomendaciones de organismos internacionales, el contexto local de la economía chilena, entre otros factores. A partir de esto, se definen los cinco Elementos Estructurales, los cuales fijan los lineamientos para el futuro desarrollo del contenido de la Taxonomía local. 

  1. Objetivos Medioambientales.
  2. Conjunto de actividades y sectores económicos a incluir en la Taxonomía, junto con su clasificación.
  3. Reglas Mínimas.
  4. Gobernanza.
  5. Marco de Implementación. 


Estos Elementos Estructurales se publican en agosto de 2023, bajo el documento Estructura de la Taxonomía.

Actualmente se están desarrollando los Elementos de Contenido de la Taxonomía nacional, correspondientes principalmente a los Criterios Técnicos de Selección.
 

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Tras el trabajo que se llevó a cabo bajo el alero del Comité Preparatorio y la revisión por parte del equipo del Ministro de Hacienda, la Estructura de la Taxonomía establece 9 sectores que serán incluidos en la Taxonomía Nacional, éstos son: 

  1. Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca
  2. Minas y canteras
  3. Industrias manufactureras
  4. Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado
  5. Suministro de agua, evacuación de aguas residuales, gestión de desechos y descontaminación
  6. Construcción
  7. Transporte y almacenamiento 
  8. Información y comunicaciones
  9. Actividades inmobiliarias

Asimismo, se estableció que las actividades económicas dentro de estos sectores serán propuestas por expertos técnicos (chairpersons) de cada sector. El conjunto de Actividades Económicas Elegibles (AEE) dentro de los nueve sectores económicos, se definirá a partir del resultado del análisis comparado con otras taxonomías u otros sistemas de clasificación nacionales o extranjeros, considerando su actual o potencial aporte al cumplimiento de los Objetivos Medioambientales y relevancia dentro de la actividad económica nacional.  

Es importante reconocer que la cobertura inicial de la Taxonomía en términos de sectores y actividades económicas no abarcará la totalidad de la economía chilena. Dado el vasto espectro de actividades económicas existentes, resulta impracticable establecer criterios para todas ellas en un plazo razonable. Por lo tanto, el desarrollo de la Taxonomía se llevará a cabo de manera progresiva, ampliándose y ajustándose con el tiempo.

En este contexto, se debe entender que la selección de sectores y actividades económicas incluidas en la Taxonomía es inherentemente dinámica. Esto significa que, basándose en el avance del conocimiento, la evolución de las prácticas sostenibles y las prioridades económicas y ambientales, la Taxonomía podrá experimentar modificaciones y ajustes futuros. Este enfoque flexible asegura que la Taxonomía pueda adaptarse y permanecer relevante frente a los cambios en el entorno económico, tecnológico y regulatorio, facilitando su aplicación efectiva y su contribución a la sostenibilidad de la economía chilena.

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La taxonomía chilena se centra en la sostenibilidad medioambiental, es decir aquello que se considera sostenible desde un punto de vista medioambiental. De acuerdo a este enfoque, plantea seis objetivos medioambientales, alineados con los compromisos internacionales y las políticas y regulaciones ambientales de Chile:

  1. Mitigación del cambio climático.
  2. Adaptación al cambio climático.
  3. Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos.
  4. Promoción de una economía circular.
  5. Prevención y control de la contaminación.
  6. Conservación y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.

Pese a este enfoque, la taxonomía busca asegurar un nivel mínimo en términos sociales, garantizado por las salvaguardas mínimas sociales.

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La Taxonomía Nacional ha definido Reglas Mínimas que las Actividades Económicas Elegibles deben cumplir para que se consideren medioambientalmente sostenibles, estas son las siguientes: 

  1. Contribuir Sustancialmente (CS) a uno o varios de los OM (contribución que puede ser a través de actividades habilitantes o de transición)
  2. No Hacer Daño Significativo (NHDS) a ninguno de los otros OM
  3. Cumplir con Salvaguardas Mínimas. 

Estas Reglas son definidas por los Criterios Técnicos de Selección.
 

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Los Criterios Técnicos de Selección (CTS) corresponden a los criterios que permiten determinar en qué condiciones se considerará que una actividad económica precisa contribuye de forma sustancial a un Objetivo Medioambiental, no genera ningún daño significativo a éstos, y/o cumple con las Salvaguardas Mínimas establecidas. Es decir, son los criterios que permiten evaluar si las actividades económicas cumplen con las Reglas Mínimas, y por ende, pueden considerarse medioambientalmente sostenibles, o no. 

Los CTS no quedan definidos bajo la Estructura de la Taxonomía. Sin embargo, se establece la gobernanza y pasos para desarrollar estos CTS.

Según las definiciones establecidas, los Criterios Técnicos de Selección (CTS) serán formulados por expertos técnicos de cada sector o chairperson, quienes forman parte del Nivel Técnico. Estas propuestas se fundamentarán en un análisis de los CTS utilizados en otras taxonomías y en las experiencias adquiridas durante su implementación, con el objetivo de adoptar, optimizar y simplificar estos criterios, manteniendo al mismo tiempo la ambición de sostenibilidad que estos representan. Las sugerencias presentadas por los chairperson deberán ser evaluadas por Grupos Revisores específicos de cada sector, los cuales están abiertos a la participación de cualquier interesado. Las versiones finales, tras ser revisadas, requerirán la aprobación del Nivel Directivo, correspondiente al Ministerio de Hacienda, que realizará consultas con diversos consejos y comités asesores[1], tal como se detalla en la Estructura de la Taxonomía.  

Para asegurar la precisión y relevancia de los CTS, se ha trabajado en implementar una gobernanza sólida. Esta gobernanza garantiza la integridad y coherencia de la Taxonomía, así como la transparencia, rigurosidad, objetividad y respaldo científico de los criterios desarrollados en ella. La participación de actores de diferentes sectores, tanto públicos como privados, e internacionales será fundamental para tomar decisiones colaborativas y lograr el desarrollo e implementación efectivo de una Taxonomía a nivel nacional junto con sus CTS.

 

[1] Consejo Consultivo de Taxonomía, de carácter técnico y autónomo, el cual brindará asesoramiento independiente y no vinculante —dentro de sus competencias—, al Ministerio de Hacienda respecto del diseño, desarrollo e implementación de la Taxonomía a nivel nacional, cuando esta cartera lo solicite. Integrado, al menos, por miembros designados por parte de las autoridades de las siguientes instituciones: Ministerio del Medio Ambiente, Comisión para el Mercado Financiero, Superintendencia de Pensiones y Banco Central de Chile

Comité de Implementación, compuesto principalmente por asociaciones gremiales, expertos técnicos y académicos, así como ministerios sectoriales relevantes. Su función será brindar asesoramiento centrado en el uso de la Taxonomía, proponiendo enfoques equilibrados para garantizar una implementación exitosa y efectiva de esta herramienta por parte de las entidades locales. Además, abordará los desafíos y oportunidades que la Taxonomía puede ofrecer en la transición hacia actividades económicas más sostenibles.

Comité de Experticia Internacional, compuesto por  organizaciones, consultores y expertos internacionales. Su papel es brindar asesoría especialmente en lo referente a tendencias, estándares y mejores prácticas que se aplican a nivel mundial, enriqueciendo el proceso con su experiencia global y ofreciendo perspectivas innovadoras que pueden inspirar soluciones creativas que puedan ser adaptadas a nivel local.

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Los principales usuarios de la taxonomía incluyen, pero no se limitan a:

  • Sector financiero: Bancos, inversores, gestores de fondos y aseguradoras utilizan la taxonomía para dirigir inversiones hacia actividades económicas sostenibles, evaluar riesgos relacionados con el clima y el medioambienta y desarrollar productos financieros medioambientalmente sostenibles, como bonos o préstamos para sostenibilidad.
  • Sector productivo: Empresas de diversos sectores utilizan la taxonomía para evaluar y comunicar la sostenibilidad de sus actividades, atraer inversiones y financiamiento sostenible, y alinear sus estrategias de negocio con objetivos de sostenibilidad.
  • Sector público: Gobiernos y entidades regulatorias utilizan la taxonomía para establecer políticas públicas, estándares y etiquetas para productos financieros, así como para guiar la inversión pública en proyectos sostenibles.
  • Otros usuarios: Incluyen organizaciones no gubernamentales (ONGs), entidades de investigación y el público en general, interesados en el desarrollo de indicadores de sostenibilidad y en la promoción de prácticas económicas que contribuyan a la protección del medio ambiente.
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Para utilizar una taxonomía en el contexto de una entidad productiva, aunque en Chile aún no se han establecido normativas específicas ni lineamientos concretos alrededor del uso de la taxonomía, podemos referirnos al marco establecido por la Unión Europea para obtener una idea de cómo podría implementarse una taxonomía. En base a lo que establece la Unión Europea, cuando una empresa implementa una Taxonomía, para poder evaluar y reportar el grado en que sus actividades cumplen con los estándares de sostenibilidad, el proceso se realiza, generalmente, a nivel de cada entidad legal que compone la empresa. Esto significa que cada unidad de negocio evaluaría sus actividades y proporcionaría un informe sobre cuánto de su facturación, CAPEX y/u OPEX se alinea con la Taxonomía. Una vez que toda esta información sea recopilada de todas las entidades legales de la empresa, se puede agregar y resumir para tener una visión general del cumplimiento de la Taxonomía en toda la empresa.

Para ilustrar el uso de la taxonomía con un enfoque en la Unión Europea, consideremos los siguientes pasos que una empresa productiva puede seguir:

  1. Desglose de Actividades por Facturación/CAPEX/OPEX: La empresa debe identificar y clasificar sus actividades económicas según la taxonomía aplicable, determinando que porcentaje representan de la facturación/CAPEX/OPEX total.
  2. Validación de Contribución Sustancial: Las actividades debe evaluarse para determinar si contribuye sustancialmente a uno o más de los objetivos ambientales definidos en la taxonomía.
  3. Validación de No Daño Significativo: Es crucial validar que las actividades que tienen alguna contribución sustancial no causan daño significativo a otros objetivos ambientales. 
  4. Verificación de Salvaguardas Mínimas: Las actividades deben cumplir con las salvaguardas mínimas sociales.


Bajo esta línea, un ejemplo, basado exclusivamente en las directrices de la Unión Europea podría indicar que el 55% de la facturación de una Empresa A puede considerarse alineado a la taxonomía si:

Paso 1: Desglosar las actividades por facturación
Al desglosar las actividades de empresa A por facturación, 3 de sus 4 actividades económicas, correspondientes al 75% de la facturación, están clasificadas en la taxonomía 
 

Paso 2: Demostrar contribución sustancial
Al evaluar si las actividades contribuyen sustancialmente a los objetivos de la taxonomía, solo 2 de las 3 actividades clasificadas en la taxonomía demuestran una contribución sustancial, lo que es equivalente a un 55% de la facturación 
 

Paso 3: Validar que no hay daño significativo a otros objetivos
Al validar que las actividades no causan un daño significativo a los otros objetivos medioambientales, todas cumplen con la condición
 

Paso 4: Verificar las salvaguardas mínimas
Al verificar que las actividades cumplen con las salvaguardas mínimas, todas cumplen con la condición
 

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Para utilizar una taxonomía en el contexto de una entidad financiera, aunque en Chile aún no se han establecido normativas específicas ni lineamientos concretos alrededor del uso de la taxonomía, podemos referirnos al marco establecido por la Unión Europea para obtener una idea de cómo podría implementarse una taxonomía. Según el ejemplo de la UE, en particular el Artículo 8 del Acto Delegado de Divulgaciones, que se refiere al contenido, la presentación y la metodología para las divulgaciones, proporciona una guía relevante.

Bajo la Directiva de Información No Financiera (NFRD) de la UE, las grandes empresas, tanto del sector financiero (incluidos los bancos) como del no financiero, están obligadas a proporcionar una declaración no financiera. Esta declaración incluye la utilización de Indicadores Clave de Rendimiento (KPIs) específicos para instituciones financieras, y más específicamente para los bancos, definidos en el Acto Delegado de Divulgaciones del Artículo 8, publicado el 6 de julio de 2021.

Uno de los principales KPIs para los bancos es la Proporción de Activos Verdes (Green Asset Ratio, GAR), que indica la proporción de las exposiciones financieras relacionadas con actividades alineadas con la Taxonomía en comparación con el total de activos cubiertos de esos bancos. Este KPI es fundamental porque refleja directamente la contribución de un banco a la financiación de actividades sostenibles, proporcionando una medida clara de cuán "verdes" son las carteras de activos de las instituciones financieras.

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Si las actividades de tu empresa no están actualmente cubiertas por la Taxonomía, esto no significa que no sean relevantes o que no podrán serlo en el futuro. La Taxonomía está en constante desarrollo y evolución, anticipándose que se expandirá para incluir más sectores y actividades a medida que avance el conocimiento, evolucionen las prácticas sostenibles y se identifiquen nuevas prioridades económicas y ambientales. Este enfoque progresivo y dinámico permite que la Taxonomía se ajuste y expanda con el tiempo, asegurando su relevancia y aplicabilidad a un rango más amplio de actividades económicas.

Es crucial para las empresas mantenerse informadas sobre los desarrollos de la Taxonomía y considerar cómo pueden alinear sus actividades con los criterios de sostenibilidad emergentes, incluso si estas no se incluyen en la versión actual. Reconociendo que la cobertura inicial no abarca toda la economía, la transparencia sobre las actividades no elegibles o el porcentaje de la facturación, CAPEX u OPEX que no se encuentra cubierto por la Taxonomía puede ofrecer a los inversores una comprensión más clara de la posición de la empresa respecto a la sostenibilidad.

En resumen, aunque tus actividades empresariales no estén cubiertas en la versión actual de la Taxonomía, es una oportunidad para prepararse para futuras inclusiones, evaluando cómo las operaciones y estrategias empresariales pueden alinearse con los objetivos de sostenibilidad a largo plazo. Igualmente, reportar transparentemente el porcentaje de actividades no elegibles según la Taxonomía proporciona a los inversores una visión integral del compromiso de tu empresa con la sostenibilidad.

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Las empresas que alinean sus actividades con la Taxonomía se pueden beneficiar de múltiples maneras:

  • Atracción de Inversiones: Facilita la identificación de actividades medioambientalmente sostenibles por parte de inversores, incrementando el acceso a capital dedicado a proyectos sostenibles.
  • Mejora en Financiamiento: Posibilidad de acceder a condiciones de financiamiento más favorables, como mejores tasas de interés en préstamos para actividades que cumplen con  criterios de sostenibilidad.
  • Transparencia y Confianza: Aumenta la transparencia y fomenta la confianza entre las empresas y sus stakeholders, promoviendo prácticas responsables alineadas con objetivos de sostenibilidad.
  • Acceso a Mercados: Las empresas con actividades alineadas a la Taxonomía captan el interés de un creciente número de inversores minoristas y grandes bancos interesados en productos financieros medioambientalmente sostenibles.
  • Reputación Corporativa: Mejora la imagen corporativa, haciéndolas más atractivas para clientes y socios comerciales conscientes del medio ambiente.

Al adoptar la Taxonomía, las empresas no solo avanzan hacia la sostenibilidad, sino que también se posicionan estratégicamente en el mercado financiero sostenible.

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La Taxonomía actúa como una guía esencial para las empresas en su camino hacia prácticas más sostenibles, ofreciendo:

  • Punto de Referencia: Proporciona un marco claro sobre qué actividades se consideran medioambientalmente sostenibles, facilitando la toma de decisiones estratégicas.
  • Evaluación y Reporte: Permite a las empresas evaluar y reportar el grado de alineación de sus operaciones con estándares de sostenibilidad, a nivel de cada entidad legal y en el agregado.
  • Incentivos para la Transición: Motiva a las empresas a aumentar su participación en actividades sostenibles, haciéndolas más atractivas para los inversores y alineándolas con los objetivos ambientales globales.
  • Planificación y Medidas Específicas: Ayuda a las empresas a elaborar planes de transición y adoptar medidas concretas para cumplir con los criterios de la Taxonomía, impulsando una mejora continua hacia la sostenibilidad.
  • Implementar la Taxonomía facilita a las empresas la identificación de áreas de mejora y la implementación de estrategias para una transición efectiva hacia la sostenibilidad, beneficiándose así de un entorno de inversión más favorable.
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Para participar de la elaboración de la Taxonomía chilena es necesario inscribirse al Grupo Revisor. 

Un revisor es un integrante de los Grupos Revisores encargados de:

  • Referirse a la propuesta Actividades Económicas Elegibles, elaborada por el Grupo Temporal de Experticia Técnica o Chairpersons.
  • Referirse a la propuesta de Criterios Técnicos de Selección, elaborada por el Grupo Temporal de Experticia Técnica o Chairpersons.
  • Referirse a la necesidad de actualizar los Sectores Económicos Elegibles, las Actividades Económicas Elegibles, los Criterios Técnicos de Selección y otros componentes de la Taxonomía, así como a su vigencia y efectividad.
  • Referirse a las propuestas de actualizaciones de los Sectores Económicos Elegibles, las Actividades Económicas Elegibles, los Criterios Técnicos de Selección y otros componentes de la Taxonomía, elaboradas por el Grupo Permanente de Experticia Técnica.

Para más detalles respecto de esta gobernanza visite el documento Estructura del Sistema de Clasificación o Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles para Chile. Para inscribirse como revisor, acceda al siguiente link: https://hacienda.cl/areas-de-trabajo/finanzas-internacionales/finanzas-verdes/taxonomia-para-actividades-economicas-medioambientalmente-sostenibles/inscribete-como-revisor 

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Se prevé que el primer borrador esta herramienta podrá estar a disposición al finalizar el año 2024.

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En la página web del Nivel Coordinador podrás encontrar información en torno a las capacitaciones realizadas a los revisores, presentaciones disponibles, informes de buenas prácticas y documentos de otras taxonomías internacionales, entre otros.

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